Descripción del podcast:
Dedicado a cuidadores y cuidadoras de personas con Alzheimer. Me gustaría que fuera un punto de encuentro en el que os podáis informar, resolver dudas y a la vez distraeros un poco de vuestras labores diarias.
Autor: | admin |
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Periocidad del podcast: | Semanal |
Duración del podcast: | Entre 5 y 20 minutos |
Categoría: | Medicina |
Idioma: | Español |
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Podcast sobre cuidadores y Alzheimer, punto de encuentro y apoyo para cuidadores
Hablar de nutrición en geriatría es hablar de salud. Definimos salud como un estado de bienestar físico, mental y social, y no solo la ausencia de enfermedad. Para obtener este estado de salud, además de los factores ambientales y sociales, es importante una correcta nutrición y un ejercicio físico adecuado a cada situación.
Cuando hablamos de malnutrición nos referimos a que la ingesta es inadecuada con respecto a las necesidades totales de nutrientes.
La malnutrición en geriatría es por desgracia un problema demasiado frecuente y suele producirse a través de cuatro mecanismos:
- Pérdida de apetito, bien como consecuencia de enfermedades psiquiátricas o bien como efecto secundario de enfermedades crónicas y de la medicación que llevan asociadas.
- Dificultades para comer por problemas en la boca (falta de dientes, dentadura postiza que no se sujeta bien, etc.) o por problemas de movilidad en general.
- Pérdida de peso sin perder el apetito por un cuadro de mal absorción o por un aumento de necesidades energéticas como por ejemplo la enfermedad de Parkinson
- Factores sociales como aislamiento, perdida de seres queridos, dificultad para comprar y cocinar (hombres principalmente).
La malnutrición está directamente relacionada a una mayor mortalidad en ancianos ya que conlleva un claro empeoramiento del estado general lo que se traduce en:
- Mayor dependencia
- Empeoramiento de las patologías crónicas
- Disminución de la capacidad respiratoria
- Empeoramiento de la función cognitiva
- Mayor riesgo de caídas
- Mayor riesgo de ulceras por presión
- Anemia
- Inmunosupresión, es decir, su cuerpo ya no tiene defensas para responder ante ninguna enfermedad.
Es por tanto de vital importancia detectar este problema de forma precoz e iniciar un tratamiento nutricional adecuado a sus necesidades. Ante las primeras sospechas no dudéis en consultar con vuestro médico o farmaceútico.
Factores de riesgo para una nutrición en geriatría deficiente
Las causas que principalmente provocan los problemas de nutrición en geriatría son:
- Factores sociales: Institucionalización, problemas económicos, bajo nivel cultural o vivir solo.
- Factores funcionales: pérdida de autonomía o imposibilidad de autoalimentarse.
- Factores físicos y médicos: mal estado de la boca, problemas de deglución, fármacos, alcohol o enfermedades como EPOC, hipertiroidismo, malabsorción, artritis reumatoide o cáncer.
- Factores psicológicos y cognitivos: depresión, ansiedad, deterioro cognitivo.
Existe un test muy sencillo y fácil de realizar que se llama “DETERMINE” y que consta de 10 preguntas sobre hábitos dietéticos y salud en general, las preguntas son las siguientes:
- Padezco una enfermedad o afección que me ha hecho cambiar el tipo o la cantidad de alimento que consumo – 2 puntos
- Consumo menos de 2 comidas al día – 3 puntos
- Consumo pocas frutas, verduras o productos lácteos – 2 puntos
- Consumo 3 o más vasos de cerveza, vino o licor diariamente – 2 puntos
- Tengo problemas de los dientes o la boca que dificultan mi alimentación – 2 puntos
- No siempre dispongo del dinero suficiente para adquirir los alimentos que necesito – 4 puntos
- Como solo la mayoría de las veces – 1 punto
- Consumo 3 o más medicamentos por día – 1 punto
- Sin proponérmelo he perdido o aumentado más de 4,5Kg. en los últimos 6 meses – 2 puntos
- No siempre soy físicamente capaz de hacer la compra, cocinar o alimentarme – 2 puntos
El total de este test son 21 puntos, y una puntuación superior a 6 sugiere ya un alto riesgo de desnutrición y la necesidad de una valoración más detallada por parte del médico de cabecera.
Índice de masa corporal (IMC)
Otra señal de alarma debe ser un IMC bajo, por debajo de 20.
Os recuerdo que el IMC= Peso (Kg.)/talla2 (m2)
Si hablamos de personas a las que no podemos realizar una medición correcta de la talla se usa la fórmula de la altura desde la rodilla al suelo:
Hombre: T= (2,02 x altura de rodilla) – (0,04 x edad) + 64,19
Mujer: T= (1,83 x altura de rodilla) – (0,24 x edad) + 84,88
Lógicamente estas son pruebas de “andar por casa” para que podamos detectar posibles problemas de malnutrición. Una vez detectados debemos ponerlo en conocimiento del médico para que valore si necesita realizar pruebas bioquímicas u otro tipo de valoraciones.
Requerimientos nutricionales en geriatría
El requerimiento nutricional es la energía procedente de los alimentos necesaria para satisfacer las necesidades de un individuo de tal forma que se encuentre en buen estado de salud. Debe haber por tanto un equilibrio entre ingesta y gasto energético.
En el anciano las necesidades son menores debido a que los tejidos y masa muscular disminuyen su metabolismo (se estima que es un 6% por década a partir de los 30 años) y también a una menor actividad física que conlleva un menor gasto energético.
Las recomendaciones para nutrición en geriatrís de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos sobre el reparto calórico son las siguientes:
- 45-65% como hidratos de carbono
- 20-35% como lípidos
- 10-35% como proteínas
Es necesario hacer algunos matices al respecto:
Proteínas
Hay estudios y opiniones muy diferentes que estiman la necesidad de aporte proteico, variando desde 0,6gr/kg/día a 1,25gr/kg/día, es decir, más del doble. La medida más consensuada es entre 0,9 y 1,1gr/kg/día.
Según la Academia Nacional de Ciencias se estima en:
- 46gr/día en mujeres de 160cm. de altura y 60kg. de peso
- 56gr/día en hombre de 173cm. de altura y 77Kg. de peso
Podemos encontrar proteínas de origen animal en la carne, huevos, pescado y productos lácteos o bien de origen vegetal como la soja, frutos secos, champiñones, cereales o legumbres.
Se recomienda que un 60% del aporte total de proteínas sea de origen animal y el otro 40% de origen vegetal.
Hidratos de carbono
El tipo de carbohidrato consumido puede afectar considerablemente a la respuesta insulínica y termogénica. Las fuentes alimentarias de hidratos de carbono son muy diversas: cereales, azucares, tubérculos, legumbre, frutas o verduras.
Es importante que la mayor parte de estos carbohidratos sean complejos con bajo índice glucémico, es decir, que no eleven mucho la glucemia después de la comida.
Es aconsejable que una parte de los hidratos de carbono de la dieta sean ricos en fibra, para que de este modo se puedan cubrir más fácilmente los requerimientos diarios de este componente de la dieta.
La fibra dietética tiene muchos efectos beneficiosos para el organismo: ayuda a disminuir los niveles de colesterol (especialmente el LDL), mejora el tránsito intestinal, enlentece la absorción de glucosa y disminuye por tanto la secreción de insulina. También previene la formación de divertículos y el estreñimiento al incrementar el bolo fecal.
Pero no todos los efectos son beneficiosos ya que la ingesta habitual de fibra reduce la absorción de vitaminas, minerales, proteínas y calorías.
El consumo de fibra debe acompañarse siempre de un aporte hídrico suficiente, sobre todo en los ancianos.
Lípidos
Como he indicado antes la ingesta de lípidos o grasas recomendada en nutrición en geriatría es del 20-35% del valor calórico total, pero de este porcentaje debemos diferencia tres grupos de acuerdo a su estructura química:
- Ácidos grasos monoinsaturados con una aportación de algo más del 10%, son altamente beneficiosos para nuestra salud y podemos encontrarlos en nuestro delicioso aceite de oliva o en frutos secos como las almendras o avellanas.
- Ácidos grasos poliinsaturados con una aportación de algo menos del 10%, son de 2 tipos:
- Ácido graso Omega-3 o ácido linolenico, presente en pescados azules, marisco, aceites de pescado, de semillas y en verduras de hoja verde
- Ácido graso Omega-6 o ácido linoleico, presente en el aceite vegetal de semillas como girasol, cártamo, soja o maíz.
- Ácidos grasos saturados que debemos consumir con mayor moderación, con una aportación de algo menos del 8% y que encontramos en grasas de origen animal como la vaca o el cerdo, y derivados como la mantequilla. De origen vegetal hay una excepción que es el aceite de coco.
Vitaminas
Las necesidades de vitaminas están bien establecidas en la infancia, juventud y edad adulta, y son muy fáciles de alcanzar si la persona está sana y toma una alimentación suficiente y equilibrada. Sin embargo establecer los requerimientos de vitaminas en edad avanzada resulta más complejo, ya que tanto nutricionistas como geriatras intentan no solo establecer los requerimientos óptimos para un anciano sano, sino además intentar prevenir enfermedades frecuentes como puede ser el aporte de vitamina D para la prevención de osteoporosis.
Además, no siempre resulta fácil establecer la frontera entre el anciano “sano” y el que padece una ligera malnutrición, tan frecuente en esta franja de edad.
A continuación os dejo una tabla con los aportes recomendados de vitaminas para adultos mayores, tanto las hidrosolubles como las liposolubles.
Minerales
Al igual que ocurre con las vitaminas, es importante ingerir la cantidad correcta de minerales para mantener un buen estado de salud e igualmente también el aporte correcto para una persona sana no debe preocuparnos si la dieta es suficiente y equilibrada.
Las necesidades diarias de minerales en personas mayores son similares a los de cualquier persona adulta. Los ancianos tienen un riesgo mayor de padecer déficit de algún mineral con relación a la población de edad más joven. En especial, los ancianos presentan un riesgo de padecer déficit de calcio, hierro y cinc, minerales de gran importancia nutricional en la población de edad.
A continuación os dejo una tabla con los aportes diarios recomendados:
Requerimientos de agua
La necesidad de beber una cantidad correcta de agua es importante a todas las edades, pero especialmente en la infancia y en la edad avanzada. En los ancianos que tienen una inferior cantidad de agua en su composición corporal y una menor capacidad de regulación a través de la sensación de sed, el menor aporte hídrico puede conducir a situaciones de deshidratación en algunas alteraciones patológicas.
La deshidratación es un problema demasiado común en el anciano, especialmente el institucionalizado, las necesidades de agua se estiman en 1ml por kilocaloría ingerida o bien 30ml por cada kg. de peso al día.
Como una parte importante del aporte hídrico se cubre con la alimentación, suele ser suficiente para cubrir las necesidades hídricas la ingesta diaria de 1.000-1.500 ml de agua u otros líquidos.
Un bajo aporte de agua y líquidos provoca estreñimiento, impactación fecal, cuadro confusional, deterioro funcional o incluso muerte. Debemos vigilar por tanto que la ingesta sea adecuada, especialmente en personas dependientes o con demencias.
Alimentación equilibrada y ejercicio físico
Para conseguir un envejecimiento saludable, las dos actuaciones claves que hoy por hoy nos van a ayudar a conseguirlo son el ejercicio físico y una alimentación adecuada.
Dieta y alimentación adecuadas
Ya hemos visto cuales son los requerimientos nutricionales de las personas mayores y en qué proporción deben estar en la dieta, pero comer bien debe ser un placer además de un beneficio para la salud, por eso en mi opinión es mejor no estar contando gramos ni cantidades de vitaminas, proteínas o minerales.
Lo mejor es asegurar todos los nutrientes esenciales con una adecuada mezcla de alimentos provenientes de 5 grandes grupos:
- Cereales
- Leche y derivados
- Frutas y vegetales
- Carne, pescado y huevos
- Grasa y aceites
Os pongo a continuación una imagen con la pirámide de alimentación que se recomienda en personas de más de 70 años. Esta pirámide está recogida de la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria (SENC).
Las necesidades energéticas de una persona mayor son menores que en personas adultas jóvenes pero los requerimientos de la mayoría de nutrientes esenciales no varía. Hay que elegir por tanto alimentos con elevada densidad de nutrientes y consumir alimentos con efectos protectores como pescado, ajos, cebollas, coles, verduras, tomates, cítricos, uvas, fresas o aceitunas.
La principal recomendación que debemos dar a nuestros ancianos para llevar una dieta saludable es que debe ser rica y variada y no modificar las características fundamentales de la dieta mediterránea:
- Elevado consumo de frutas y vegetales que aporten grandes cantidades de vitamina C, Beta carotenos y fibra. Una adecuada ingesta de fibras (40gr./día) puede ayudar a combatir el enlentecimiento del ritmo intestinal.
- Consumo elevado de aceites vegetales, sobre todo aceite de oliva, que aportan ácidos grasos monoinstaurados que previenen la enfermedad cardiovascular.
- Elevado consumo de pescados que aportan proteínas y ácidos grasos poliinsaturados, sobre todo del grupo Omega-3 que también ayuda a prevenir la enfermedad cardiovascular. Son además una buena fuente de proteína y vitamina D.
- Alto consumo de leche que aporta proteínas y calcio.
- Bajo consumo de mantequillas o margarinas que son ricas en ácidos grasos saturados.
- Moderado consumo de azúcar: es una fuente agradable de energía y puede ayudar al consumo de otros alimentos.
- Limitar o eliminar el consumo de sal si existe hipertensión arterial.
- Moderado consumo de alcohol.
- Prevenir la deshidratación con una ingesta de entre 20 y 45ml. /kg. de peso al día. Lógicamente esta cifra puede ser muy variable en función del clima, del sudor, del peso, del ejercicio físico, etc. Pero es importante insistir en este tema ya que con la edad disminuye la sensación de sed y aumentando mucho la incidencia de deshidratación.
- Mantener una adecuada exposición al sol para mantener niveles adecuados de vitamina D, si esto no es posible hay que valorar aportes extra.
Es importante recordar que un cambio en la dieta debe ser siempre con el consenso de la persona mayor, valorando sus gustos, su situación socioeconómica y sus posibles limitaciones funcionales y mentales.
Ejercicio físico
La actividad y el ejercicio físico es beneficioso para la salud, hay que tener presente que con la edad normalmente se tiende a una vida más sedentaria por lo que hay que intentar estimular la actividad física en función de las posibilidades de cada persona.
Una actividad física adecuada tiene multitud de beneficios:
- Disminuye la pérdida de masa ósea
- Disminuye los lípidos sanguíneos
- Reduce la glucemia y el riesgo de diabetes
- Mejora la salud cardiovascular
- Mejora la masa y la fuerza muscular
Existe además un alto grado de relación entre los factores de riesgo de discapacidad y la vida sedentaria. Mediante el ejercicio físico regular podemos ayudar a mejorar y disminuir el riesgo de:
- Deterioro cognitivo
- Depresión y ansiedad
- Obesidad
- Sarcopenia
- Osteopenia
- Disminución de la capacidad aeróbica
- Disminución de la fuerza y resistencia muscular
- Disminución de la flexibilidad
- Alteración del equilibrio y la marcha, caídas
- Enfermedad cardiovascular
- Enfermedad pulmonar crónica
- Diabetes
- Hipertensión
- Hiperlipemia
- Dolor lumbar
- Artrosis
- Osteoporosis
- Enfermedades vasculares
- Accidentes cerebrovasculares
Es evidente por tanto que el ejercicio físico puede modificar los factores de riesgo de discapacidad y ayudar a la prevención y control de enfermedades crónicas.
La prescripción de ejercicio físico debe basarse en cuatro pilares:
- Cambiar un estilo de vida sedentario a uno más activo.
- Modificar los factores de riesgo de discapacidad y las enfermedades que lo favorecen.
- Mantener o mejorar la capacidad de ejercicio en todas las esferas: fuerza, equilibrio, flexibilidad y capacidad aeróbica.
- Promover la interacción y el intercambio social.
Las recomendaciones de ejercicio físico para prevención y tratamiento de la discapacidad se dividen en tres modalidades:
Entrenamiento de resistencia
Frecuencia: 2-3 días/semana
Volumen: de 1 a 3 series de 8-10 repeticiones, trabajando 8-10 grupos musculares
Intensidad: 80% del ritmo cardiaco máximo
Medidas de seguridad: Velocidad baja, un día de descanso entre sesiones
El entrenamiento de resistencia consigue incrementar la fuerza y la masa muscular, puede ser realizado por personas muy ancianas y con escasa reserva física.
Este tipo de entrenamientos deberían ser establecidos por un profesional sanitario cualificado: medico, geriatra, fisioterapeuta, para estar seguros de que el trabajo realizado es correcto y adecuado a cada persona.
Entrenamiento cardiovascular
Frecuencia: 3-7 días/semana
Volumen: 20-60 minutos
Intensidad: 45-80% del ritmo cardiaco máximo
Medidas de seguridad: actividad de bajo impacto, sin llegar a la extenuación
Este tipo de entrenamiento debe incrementar el trabajo aeróbico, caminar es el ejercicio más recomendable en este caso.
Entrenamiento de equilibrio
Frecuencia: 1-7 días/semana
Volumen: 1 o 2 series 4-10 ejercicios diferentes enfatizando posturas dinámicas
Intensidad: Dificultad progresiva según tolerancia
Medidas de seguridad: Ambiente seguro o con monitor
El Tai-Chi, Pilates, yoga o danza son un buen ejemplo de este tipo de entrenamiento aunque también pueden integrarse en la vida cotidiana, por ejemplo cuando se está de pie hacer ejercicios levantando un pie durante 15-30 segundos y luego el otro.
Alimentación modificada
Siempre que sea posible debemos intentar cubrir todas las necesidades alimenticias a través de la alimentación tradicional, sin embargo, cuando esta no es suficiente, debemos buscar la forma de que la persona ingiera toda la variedad de nutrientes que necesita para estar sano.
La alimentación modificada es aquella que se adapta a las diferentes condiciones clínicas permitiendo, además de nutrir, conservar el placer de comer y facilitar la preparación si la persona tiene dificultad para hacerlo.
Antes de introducir ningún suplemento en la dieta a una persona mayor es de vital importancia que consultéis con vuestro médico o farmacéutico para que os indiquen las pautas a seguir y los suplementos adecuados a cada necesidad.
¿Cuándo está indicado introducir alimentación modificada?
- Situaciones de malnutrición calórica o proteica
- Cuando hay requerimientos especiales de energía y nutrientes
- Limitación para ingerir, digerir, absorber o metabolizar alimentos ordinarios o ciertos nutrientes contenidos en ellos
- Ingesta inferior a 1000Kcal/día y/o inferior a 30gr de proteína/día, o no cubrir el 50% de los requerimientos nutricionales.
Se establecen 3 grupos dentro de la alimentación modificada:
1.- Enriquecedores de la dieta
Son nutrientes o alimentos, que añadidos a los alimentos tradicionales permite mejorar sus características nutricionales y aumentar el aporte calórico.
Se pueden utilizar distintas preparaciones, a continuación os describo las más habituales:
- Leche, normalmente sin lactosa:
- Utilizarla como bebida y en cocciones cuando sea posible.
- Enriquecer la leche con leche en polvo entera o descremada (10 cucharadas de leche en polvo por litro de leche).
- Puede utilizarse esta leche para preparar batidos, postres, sopas y purés o bien tomarla con cereales, con cacao en polvo o jarabes de fruta.
- Añadir fruta fresca o en almíbar para preparar batidos.
- Agregar una cucharada de leche en polvo a los purés.
- Añadir salsa bechamel a los platos como verduras o patatas.
- Queso:
- Fundido en tortillas, puré de verduras, de patatas, etc.
- Rallado en sopas, cremas, purés, etc.
- Yogur
- Utilizarlo para preparar batidos con frutas.
- Añadirle cereales del desayuno, azúcar, miel.
- Enriquecerlo con leche en polvo o condensada
- Huevos
- Batirlo y agregarlo a purés de patata, sopas, cremas, batidos de leche o helados.
- Añadir más claras a postres como flan o natillas.
- Carnes y pescados
- Añadirlos a purés de legumbres, verduras, etc.
- Aceites y grasas
- Utilizar nata, crema de leche y mantequilla, mayonesa y otras salsas.
- Agregarlos a postres, purés de todo tipo (verduras, cereales, carne, pescados, huevos).
- Frutos y frutas secas
- Trocearlos y añadirlos como complemento en batidos, cremas, purés.
- Azúcar y miel
- Agregar a los zumos, batidos y postres en general.
- Cacao en polvo y chocolate
- Agregar a los batidos y postres en general.
- Galletas
- Consumirlas trituradas principalmente en desayunos y meriendas.
Como veis este listado no deja de ser comida casera con algo de suplementación para intentar que la dieta sea más completa.
2.- Dietas trituradas de alto valor nutricional
Es muy habitual la preparación de alimentos triturados en hospitales, residencias o centros con alto porcentaje de población anciana o enferma. Está claro que este tipo de comida servirá de ayuda para personas con dificultades de masticación o deglución, personas debilitadas o en riesgo de malnutrición.
Sin embargo este proceso genera una serie de inconvenientes, debido a que los purés son una selección de gran cantidad de alimentos, por supuesto sin espinas ni huesos, que luego se diluyen con caldos. Esto genera:
- Necesidad de ingesta de volúmenes muy grandes para cubrir las necesidades nutricionales por lo que en personas debilitadas puede generar desnutrición ya que no son capaces de ingerir toda la cantidad de puré necesario.
- Rechazo del sabor derivado de la repetición o de sabores extraños y no habituales para el anciano.
- La manipulación puede afectar a la salud microbiológica si no se extrema la precaución.
Cuando los enriquecedores de la dieta que hemos visto antes son insuficientes, el siguiente paso es adquirir preparados para comidas y cenas con purés ya listos para consumir, solo hay que calentarlos. Son los clásicos potitos pero preparados para adultos.
También se pueden encontrar purés instantáneos, liofilizados, que se encuentran en polvos y tan solo hay que reconstituirlos con agua, leche, caldo o aceite.
En general son purés variados de carnes, pescados, huevos, verduras, legumbres y hortalizas con un alto contenido en proteínas y micronutrientes pero con bajo contenido en sodio, colesterol o grasa saturada.
También existen potitos preparados para desayunos y meriendas a base de cereales y frutas.
Estos alimentos tienen una elevada densidad nutricional pensada y adaptada para el adulto mayor y su principal ventaja es que con volúmenes de ingesta muy bajos se consigue cubrir todas las necesidades nutricionales de la persona mayor.
3.- Modificadores de la textura
Las personas que padecen disfagia o dificultad para comer pueden encontrarse con que no son capaces de ingerir solidos (disfagia principalmente esofágica) o líquidos ya que les provocan atragantamiento.
Hay que adaptar la alimentación a las necesidades de cada paciente ya que presentan un elevado riesgo de sufrir malnutrición o deshidratación.
Los modificadores de la textura pueden ser:
- Espesantes, constituidos por almidones modificados y maltodextrinas que espesan instantáneamente los líquidos o purés, tanto fríos como calientes, y permiten darle la textura adecuada. No afectan al sabor del alimento.
- Agua gelificada, es una bebida saborizada en textura gel. Se presenta en muchos sabores para adaptarse a los gustos de todas las personas y es muy útil para hidratar cuando existe disfagia para líquidos.
- Bebida espesada, es una bebida a modo de zumo con textura tipo miel que ya está preparada para abrir y servir
En resumen vemos que en numerosas ocasiones puede bastar con la alimentación tradicional añadiendo enriquecedores de la dieta y que si esto no es suficiente debemos considerar añadir alimentación modificada que puede alternarse con platos caseros, mezclarse con ellos o sustituirlos.
Os dejo un enlace a nuestra web donde podréis ver diferentes presentaciones de productos para alimentación modificada:
https://www.ortoweb.com/salud/parafarmacia-1/alimentacion-adultos-1
Existen una enorme variedad en el mercado y muchos ellos están financiados por la Seguridad Social así que razón de más para consultar previamente con vuestro médico o farmacéutico.
Todas las recomendaciones que os acabo de dar están hechas y recomendadas para mejorar el estado nutricional del anciano en general, pero existen numerosas situaciones más delicadas que deben ser tratadas de forma más especial como pueden ser la nutrición enteral y parenteral, nutrición en estados de demencia, enfermedad de Parkinson, nutrición en ulceras por presión, nutrición en diabetes, obesidad, estreñimiento, etc.
Voy a dedicar un episodio completo a tratar por separado cada una de estas situaciones especiales, así que os invito a escuchar el próximo capítulo.
En nuestra ortopedia on line ortoweb.com podréis encontrar todo tipo de ayudas técnicas y productos de apoyo para adaptar la vivienda a las necesidades de la persona que cuidáis, para que tanto enfermo como cuidador podáis tener la mayor calidad de vida posible: sillas de ruedas, andadores, ayudas técnicas para el hogar como barras y asideros, elevadores para el WC, sillas y banquetas de ducha, etc.
Contamos con un gran equipo técnico con muchos años de experiencia para aconsejaros si no sabéis cual es el producto más adecuado a vuestras necesidades.
Nuestro equipo técnico esta para ayudaros si tenéis alguna duda en el 976 900 902 o en consultas@ortoweb.com
Nos vemos en el próximo capítulo.
Saludos
Ana Arbonés Mainar
Farmaceútica
Técnico ortopédico
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